Capítulo 9. 2. Libre Albedrío.
En una de mis conferencias, en la ciudad de Vancouver, en la región
canadiense de la Colombia Británica, una mujer, a todas luces perturbada, se
levantó, y gritó en voz alta, "Ustedes, los gurús de la nueva era, nos
dicen primero que tenemos libre albedrío para elegir en nuestra vida y, por
otro lado, que estamos predestinados a seguir cierto plan, debido al Karma de
una vida pasada. ¿Cuál afirmación es la correcta?, No tengo libre albedrío en
mi vida porque estoy a merced de fuerzas sobre las cuales no tengo control
alguno. Mi vida, es una pena". Tras la conferencia me senté junto a esta
mujer durante unos minutos, y supe que su hijo, de diecinueve años, acababa de
morir por un accidente de motocicleta.
La
gente tiene la idea que, el libre albedrío, y el destino, son fuerzas opuestas.
No se dan cuenta de que, el destino, representa la suma de nuestras obras
durante los años de una multitud de encarnaciones. En todas esas vidas hemos
tenido libertad de elección. Nuestra vida presente representa todas las pasadas
experiencias, tanto agradables como desagradables y, por lo tanto, somos el
producto de todas nuestras elecciones anteriores. Y, añadido a este hecho,
podemos colocarnos, deliberadamente, en situaciones que prueben cómo
reaccionaremos ante determinados sucesos de nuestra vida presente y que, esta
elección, no se perciba por la mente consciente. Esto también implica
decisiones personales. Ocupamos un cuerpo en particular por muchas razones. El
joven motorista, según reconoce su madre, vivía para la velocidad y,
esencialmente, sentía placer con los peligros de su obsesión.
Puesto que mi última sección sobre el
tiempo, abre la puerta de las probabilidades y las posibilidades futuras, juzgo
apropiado estudiar, un poco más, las ramificaciones del libre albedrío. Nada significaría
la reencarnación si toda la vida estuviera predestinada. En mis observaciones,
sobre las líneas del tiempo, sugerí que, el futuro, puede existir en muchas
realidades. La gente que tiene premoniciones sobre el futuro puede estar en lo
cierto, o equivocarse. Si alguien se ve a sí mismo asesinado en cierto lugar y
tiempo, y no ocurre, esta potencial causalidad podría significar que era,
solamente, la más horrible de las alternativas posibles.
Un argumento para el determinismo, que
se opone al libre albedrío, es el de que una Fuente, o un grupo colectivo de
divinidades menores, es el responsable de que los humanos que pueblan la Tierra
sufran enfermedad, dolor, hambre y temor. Vivimos en un mundo con terremotos,
huracanes, inundaciones, incendios y otros desastres naturales sobre los que no
tenemos control. Con frecuencia he dicho que las almas consideran a la Tierra
como una escuela muy difícil. La gran lección de la Tierra es la de vencer las
fuerzas destructivas de la vida, tanto planetarias como personales, creciendo
fuertes, a partir del esfuerzo, y seguir en movimiento.
En gran parte, venimos equipados con lo
necesario para cuidarnos. El Karma puede, a veces, parecer castigador, pero hay
justicia y equilibrio, aunque no lo reconozcamos en nuestra aflicción. El temor
crece cuando nos separamos de nuestro poder espiritual. Conocimos con
anterioridad muchos de los desafíos de nuestra vida, y los escogimos por buenas
razones. Accidentes, que implican a nuestro cuerpo, no se consideran tales por
las almas, como he tratado de mostrar en muchos casos, entre ellos, el del caso
62, el de la mujer de la ciudad de Amarillo, que murió de un disparo. La pura
voluntad de nuestro verdadero, Ser, tiene el poder de alzarse frente a nuestra
debilidad de carácter, especialmente en la adversidad. Tenemos la libertad de
rehacer nuestras vidas después de cualquier catástrofe, si estamos dispuestos a
tomar la responsabilidad de hacerlo.
Más
importante que los sucesos que nos prueban en nuestra vida, es nuestra reacción
a esos sucesos, y cómo manejamos las consecuencias de los mismos. Esta es la razón
primera de nuestra amnesia consciente. He indicado que, a las almas, no se les muestran
todas las alternativas de los probables sucesos futuros, en la vida por venir.
Hay buenas razones para esta práctica, a pesar del recuerdo espontáneo de la
memoria espiritual que tienen algunas personas. La amnesia nos permite libre
albedrío, y autodeterminación, sin vernos constreñidos por recuerdos
retrospectivos, inconscientes, de lo que examinamos en el salón de
proyecciones. Mientras que las escenas que se nos presentan, aquellas que
abarcas nuestra próxima vida, son selectivas, mis casos muestran que se nos
dará la oportunidad de revisar todas las mejores alternativas cuando la vida
haya finalizado. Tengo un ejemplo corto, pero muy significativo, del libre
albedrío, que revela cómo las almas, incluso sin encarnar, pueden ser
sorprendidas por una decisión repentina que cambia el probable desenlace de la
vida.
Tuve un cliente que murió en la batalla
de Guéttysburg, en 1863, como un soldado recién reclutado para la Unión. Su
nombre era Yohn y vivía en una pequeña comunidad cercana a Guéttysburg. Aunque
sólo tenía dieciséis años, Yohn, y su amada, Rosa, habían empezado a hablar de
matrimonio para el futuro. La noche antes de que empezara la batalla de tres
días, un oficial de la Unión cabalgó dentro del área territorial del domicilio
de Yohn en busca de a un joven, no combatiente, que supiera montar bien a
caballo para entregar despachos. Yohn no tenía planes de alistarse en la guerra
porque era muy joven y porque,, además, era necesario en la granja de su madre.
El oficial de la Unión encontró a Yohn y, rápidamente, le explicó la urgencia
que tenía por encontrar a un voluntario para aquella misión, prometiéndole que,
de aceptar, su alistamiento terminaría cuando la batalla finalizara. Yohn era
un excelente jinete, e, impulsivamente, aceptó cabalgar para la Unión porque,
dijo, "no quería perderme la oportunidad de participar en aquella gran
aventura". Tuvo que salir inmediatamente, sin decir adiós a nadie. A Yohn le
mataron al día siguiente.
Cuando flotaba sobre su cuerpo, Yohn no
podía creer que se viera yacer muerto sobre la tierra. Una vez que retornó a su
grupo espiritual fue recibido por Rosa, es decir, la porción de su esencia que
no había encarnado en la Tierra. En el momento en que Rosa vio a Yohn le gritó,
"¿Por qué estás aquí de vuelta?, ¡Se supone que deberíamos
casarnos!". Esta compañera espiritual se dio cuenta, rápidamente, de que Yohn
había escogido, de improviso, un sendero que se desviaba de su vida probable. Aún
así, cada sendero tiene beneficios kármicos de alguna clase, como fue el caso
de la corta experiencia de Yohn en el ejército.
Le
pregunté a este cliente si le habían mostrado escenas, en el salón de
proyecciones, de lo que iba a pasar en Guéttysburg. Él replicó, "No,
acepté lo que me mostraron hasta la edad de dieciséis años porque sabía que
tenían buenas razones para revelarme, solo, lo que necesitaba saber sobre esa
vida. Tengo fe en las decisiones de mis guías". A Yohn, el joven soldado,
no se le mostró la posibilidad de su muerte en Guéttysburg y esto es muy típico
en tales casos. Pero, ¿qué pasa con esos casos en los que una muerte prematura tiene,
tan grande probabilidad, que los planificadores necesitan darnos la oportunidad
de aceptar, voluntariamente, esos cuerpos que nos beneficiarán, personalmente,
con su aceptación?
Conozco
a regresionistas que han tenido numerosos casos de almas heroicas que,
voluntariamente, aceptaron participar en el holocausto de la Alemania Nazi. Yo
también los he tenido. Quizás esto sea la causa por la que, muchas de esas
almas de los campos de la muerte, ahora viven nuevas vidas en Estados Unidos.
Hay opciones para toda clase de desastres. Para los malos, algunas almas son
preparadas para lo que les espera mediante ensayos previos a su vida, como se
ilustra a continuación.
Recuerdo
pasar por un gran grupo de almas, en clase de preparación, reunido en una
estructura de anfiteatro. Escuchaban a una conferenciante hablar sobre el valor
de la vida, aunque fueran a ir a la Tierra, sól,o por corto espacio de tiempo.
Todos se habían ofrecido como voluntarios para estar en algún tipo de desastre en
el que morirían juntos. Se les dijo que se mantuvieran mentalmente preparados,
y que hicieran lo mejor, con independencia del tiempo que tendrían y que, si lo
deseaban, sus siguientes vidas podrían ser mucho más largas.
Veamos el,
Caso 64.
Este es un caso de eutanasia, que
afectó a una clienta llamada Sándy. Me proporcionó otro ejemplo de un caso en
el que, una escena de muerte, se muestra, anticipadamente, a los actores de una
vida futura. Como ocurre siempre con las almas que deben presenciar, por adelantado,
su muerte en una vida, el ser voluntario es parte del contrato. Durante la
entrevista de toma de contacto, supe que Sándy estaba muy unida a su hermano Kéiz,
y que eran miembros de una familia numerosa. Como su hermana mayor, mientras
crecían, le había cuidado casi como si fuera su madre. El muchacho Kéiz era
impetuoso, y en su adolescencia, vivió al filo de la vida, asumiendo riesgos, conduciendo
coches rápidos y teniendo numerosos apuros con la ley. Sándy me dijo que, Kéiz,
vivía como si deseara morir. Añadió que, su hermano, había lastimado a algunas
personas a lo largo de su vida, por su estilo de vida caprichoso, pero que tenía
un buen corazón, y su entusiasmo, por vivir cada día al máximo, era contagioso.
Sándy
siempre tuvo la premonición de que su hermano moriría joven. A Kéiz se le
diagnosticó esclerosis lateral amiotrópica, ELA, a los veintisiete años, y
murió dos años más tarde. La ELA es una enfermedad degenerativa de los movimientos
motores, que progresa produciendo atrofia muscular en un par de años. Hacia el
final de la misma, muchos pacientes deben usar un respirador para poder vivir,
y recibir grandes dosis de morfina, para combatir un dolor agonizante.
Cuando
Sándy alcanzó a su grupo espiritual, durante nuestra sesión, descubrimos que
los dos hermanos eran compañeros espirituales. Kéiz era el bromista amoroso de
su grupo y, durante muchos siglos, fue muy descuidado con los sentimientos de
los demás. En consultas con su guía y con los miembros del grupo, Kéiz
reconocía que era esencial que aprendiera humildad para poder avanzar. Siendo
un alma temeraria, pidió una vida en la que recibiera un potente desafío con
vistas a adquirir humildad, en vez de recibir esta lección engarzando muchas
vidas.
Se le advirtió de que, acelerar
las vidas, podría ser algo muy severo. Kéiz dijo que estaba listo. Fue un trago
amargo, en el anillo del destino, descubrir que tendría que servir como
voluntario en un cuerpo atlético que quedaría inmovilizado por la ELA. Sándy
dijo que hubo un momento, en el salón de Selección de Vida, el que su hermano
casi se echa atrás. Traeré la narración de Sándy, sobre este aspecto, en
nuestra sesión.
Niúton. Por favor,
dígame lo más que pueda sobre la reacción de Kéiz ante la visión del cuerpo que
se le ofreció.
Sujeto. (solemnemente).
Se le mostró lo peor. Su cuerpo, antes y después de la enfermedad. Cómo, su
independencia, le sería arrebatada para hacerle dependiente de nosotros. Nada
le ocultaron. Kéiz vio que, al comienzo de la enfermedad, sentiría mucha
autocompasión, y remordimiento, luego ira terrible pero que, si luchaba, aprendería.
Niúton. (cambiando atrás
y adelante, desde el tiempo presente al mundo espiritual) ¿Y aprendió?
Sujeto. Sí. Cerca del
fin, Kéiz, se calmó, aceptando, y apreciando, lo que hacíamos por él.
Niúton. ¿Tiene algo que querría
explicar, sobre cómo Kéiz se preparó para esta vida con usted?
Sujeto. (Después de una
larga pausa, el rostro de mi cliente toma una expresión de aquiescencia). Se lo
contaré. Será bueno hablar de esto. No se lo he dicho a nadie antes, (La mujer empieza
a llorar, y yo intento mantenerla enfocada).
Niúton. No tenemos que
hacer esto, si es demasiado doloroso.
Sujeto. No. Quiero
hacerlo. (Sándy toma aire profundamente y prosigue).
Cuando nos preparábamos
para venir a esta vida, yo tenía que ser la mayor de la familia, por tanto,
vine primero. Tuvimos una larga discusión, justo antes de venir. Kéiz dijo que
estaba preparado para sufrir pero, cuando alcanzó el punto de la enfermedad en
el que quedaba totalmente incapacitado, cuando ya no podía hacer cosa laguna,
tuve que desconectar el sistema de soporte vital, liberándolo.
Niúton. ¿Usted iba a
hacer eso en un hospital?
Sujeto. Planeamos eso en
el mundo espiritual, pero entonces, gracias a Dios, fue enviado a casa durante
sus últimas siete semanas, y eso hizo más fácil nuestro plan.
Niúton. ¿Esto fue por el
dolor? Ciertamente, Kéiz, debió haber tenido calmantes para el dolor.
Sujeto. La morfina ya no
le hacía efecto. Las últimas siete semanas fueron terribles, incluso con el
respirador y los calmantes. Sus pulmones estaban tan afectados que, cerca del
final, no podía ni moverse ni hablar.
Niúton. Entiendo. Cuénteme
sobre el plan que usted, y Kéiz, urdieron en el mundo del espíritu, antes de que
sus vidas empezaran.
Sujeto. (suspiros).
Empezamos nuestro entrenamiento creando una cama, y el sistema de soporte vital,
que Kéiz vio en el salón de proyecciones. Él tenía cada detalle en su mente. A
continuación, practicamos porque yo pensaba que tendría que esquivar a los
doctores y enfermeras. Trabajé con la máquina, y estudié los signos de
advertencia del avance de su enfermedad. En el ejercicio, repasamos las señales
que Kéiz debería darme, aquéllas que mostrarían que estaba preparado para ser
liberado de su sufrimiento. Finalmente, me hizo prometer que permanecería
fuerte, y que no permitiría que algo me disuadiera en los momentos finales.
Hice esa promesa de buen grado.
Cuando
Sándy recobró plena consciencia, abordamos su papel en la muerte de su hermano.
Me dijo que, cuando hubo un olor particular, un, "olor de muerte", en
el área de la garganta de Kéiz, supo que era tiempo de estar preparada. Debo
añadir que este signo corporal no significaba, necesariamente, que Kéiz fuese a
morir inmediatamente. Casi sin pensarlo, Sándy le dijo a su hermano, al oído,
"Kéiz, ¿estás listo para irte?". Entonces vino la señal planeada de
antemano. En este momento, Kéiz apretó sus ojos, abriéndolos y cerrándolos tres
veces para dar la respuesta, "si". Calmadamente, Sándy desconectó el
sistema de soporte vital de Kéiz. Cuando vino el doctor, más tarde, encontró el
sistema reconectado y dictaminó la muerte de Kéiz.
Durante
el resto del día, no se sintió culpable. Pero, esa noche, acostada en la cama,
una duda se arrastró por su mente, respecto de su reacción automática de
desconectar el sistema de soporte vital, y se cuestionó ese comportamiento.
Después de agitarse, y calmarse, finalmente cayó en sueño profundo. Pronto, Kéiz
regresó a verla en un sueño. Sonriendo con gratitud, le comunicó que todo lo
había hecho perfectamente, y que la amaba. Pocas semanas después, mientras Sándy
meditaba, tuvo la visión de su hermano, sentado en un banco y hablando con,
"dos monjes vestidos con toga". Kéiz se volvió, le sonrío, y dijo,
"Aguanta hermana".
En
opinión de un devoto religioso, la vida de este hombre no le pertenecía a él,
sino a Dios. Siendo cierto que se nos han dado nuestros cuerpos por un acto de
creación divina, no lo es menos que cada una de las vidas nos pertenece. El
derecho a morir es un tema que, en la actualidad, se debate ardientemente en
círculos legales, especialmente cuando le corresponde a un médico ayudar al
suicidio a un enfermo terminal. Se ha dicho que, si la muerte es el acto final
del drama de la vida, y nosotros deseamos que el último acto sea reflejo de
nuestras propias convicciones durante esa vida, deberíamos tener el derecho, con
independencia de las convicciones religiosas o morales de la mayoría, a
disponer de ella. La visión opuesta es la de que, si la vida es un regalo del que
somos custodios, tenemos ciertos deberes morales para con ella, con
independencia de nuestros propios sentimientos. Sabiendo lo que sé, sobre cómo
nuestras almas escogen la vida, con libre albedrío para hacer cambios durante
esa vida, creo que, claramente, tenemos derecho a escoger la muerte cuando en
nuestra existencia no quede calidad de vida alguna, y no haya posibilidad de
recobrarla. No debe pretenderse prolongar, intencionadamente, la degradación de
nuestra humanidad. El siguiente caso proporciona una representación, más
convencional, de libre albedrío, en términos de una vida plena.
Caso 65.
Émily era una mujer al final de su cuarentena, que vino a verme porque
estaba preocupada por su propósito en la vida. Durante los años en que criaba a
sus hijos, Émily trabajaba como secretaria, a media jornada. Descontenta con su
situación, volvió a la escuela y sacó el título de enfermera especializada en
Geriatría. Durante las prácticas de enfermería, descubrió que le gustaba tratar
a los ancianos porque éstos eran más propensos a hablar de su fe. Toda su vida,
Émily estuvo inclinada hacia la espiritualidad. Me contó que fue educada por un
padre que, más que cruel era estricto, y bastante piadoso, que la encaminó
hacia las menos estructuradas avenidas de espiritualidad.
Aunque
acabó los estudios de enfermería dos años antes de nuestro encuentro, no
trabajó en su nueva profesión a causa de sus dudas, por no considerarse capaz.
Debido a su feliz matrimonio, con un esposo comprensivo, le fue fácil,
simplemente, dejarse llevar para trabajar como voluntaria, sin remuneración, presión, o responsabilidad.
Al
trasladarla, rápidamente, a su vida pasada más inmediata, en las primeras fases
de nuestra sesión descubrimos que su nombre fue el de, Hermana Gréis, una monja
de las Hermanas de Piedad, en Nueva Inglaterra. La orden religiosa quería que Émily
asumiera el cargo de madre superiora, pero ella lo rehusaba debido a temores
sobre su liderazgo, y su sentimiento de falta de mérito. En la revisión, en el
mundo espiritual, de otras vidas pasadas de Émily se apuntaba ya un patrón de vidas como
sacerdote, y religiosa, en ambientes monacales. Ella comentó que, "era
capaz de servir a Dios sin implicarme demasiado con los problemas de la
sociedad externa".
A
menudo, se me pregunta si los planificadores nos fuerzan a escoger ciertas
vidas por razones particulares. Este caso es un buen ejemplo de lo indulgentes
que pueden llegar a ser nuestros guías hasta que, finalmente, estamos listos
para desafíos más grandes. En los últimos quinientos años, todas las vidas de Émily se desarrollaron, de una u otra forma,
en órdenes religiosas. Estaba a gusto con ese tipo de vidas, y se mostraba
renuente a hacer cambios importantes. Este comportamiento pasado representaba
un elemento fundamental de la confusión en su vida presente.
El
diálogo de este caso se abre con la segunda reunión ante el Consejo, después de
la vida de Émily como la, Hermana Gréis, lo cual significaba que estaba
preparándose para su vida presente. Si descubro que va a haber un segundo
encuentro con el Consejo, éste será, normalmente, justo antes de ir al Anillo,
y sé que, la vida por venir, probablemente comportará la oportunidad de un cambio
significativo. Tanto el tipo, como el número de Ancianos que aparecen en estas
segundas reuniones, dependen de las clases de vidas y cuerpos que se
presentarán.
Doctor Niúton. Cuando
asiste a esta segunda reunión del Consejo, ¿la composición del grupo de
expertos es la misma que la de la primera?
Sujeto. No. Sólo comparecen
dos, mi presidente, y un miembro que parece haber tomado especial interés en lo
que ofreceré en la próxima vida.
Niúton. Bien. Puesto que
ya hemos hablado de su primera reunión con el Consejo, la que siguió a su vida
como la, Hermana Gréis, déme sólo una idea, aproximada, de lo que pasa antes de
ir al lugar de la Selección de Vida.
Sujeto. Desean saber si
he meditado, con profundidad e intensidad suficiente, mi rutina de los últimos
quinientos años, y si estoy lista para implicarme con la sociedad.
Niúton. ¿Se molestarían
con usted si, una vez más, decidiera retornar a una vida religiosa?
Sujeto. No. Son
demasiado sabios, para esa clase de cosas. Sólo deseaban saber si todavía no estoy
lista para un nuevo cometido. Son muy gentiles conmigo. Me recuerdan que mi disciplina,
y fe, son dignas de admiración, y que aprendí mucho, pero demasiada repetición,
en muchas vidas, puede retrasar mi desarrollo.
Niúton. ¿Afrontó grandes
riegos, antes de los últimos quinientos años? Es decir, antes de todas esas
vidas religiosas.
Sujeto. (risas). Digamos
que caminé un sendero diferente durante mucho tiempo. Era, excesivo, y, desde
luego, el celibato no estaba en mi agenda.
Niúton. Por tanto, tras
ser la Hermana Gréis, ¿era la hora de traer, a su experiencia, una nueva serie
de elecciones, digamos para equilibrar sus existencias en la Tierra?
Sujeto. Si, y les dije
que estaba lista para un cambio.
Nota. El uso de
cambios de tiempo, en las reuniones del Consejo, lo abordé en el capitulo 6. En
este caso voy hacia adelante, a escenas del salón de Selección de Vida, para
obtener un mejor marco terapéutico que ayude a Émily. Lo que sigue es parte del
rencuadre cognoscitivo que utilicé, que empieza con el desahogo, y la
identificación de conflictos personales. Mi intención es que este Sujeto, bajo
hipnosis, reconozca la oportunidad que sus planificadores espirituales le ofrecen
para avanzar a nuevas aventuras con mayor consciencia.
Niúton. Estamos ahora en
el lugar donde examina su actual cuerpo como Émily por primera vez. ¿Está sola,
o acompañada?
Sujeto. El segundo
miembro del Consejo está conmigo y siento la presencia de otro, que no puedo
ver. (Probablemente, un Maestro del Tiempo coordinador).
Niúton. (tras discutir
brevemente otras opciones de cuerpos). ¿Por qué se siente atraída por el cuerpo
de Émily?
Sujeto. Penetro en una
pantalla para sentir la longitud de onda de este cerebro. y cómo nuestras respectivas
vibraciones se mezclarán. Existe una buena combinación entre nosotras. Su
talento y sensibilidad son muy compatibles conmigo.
Niúton. (reforzando). Por
tanto, podemos decir que los planificadores, en el fondo, tienen el mejor
interés.
Sujeto. Sí. Por
supuesto.
Niúton. ¿Qué ve, como
aspecto más significativo, de su futura vida como Émily?
Sujeto. (pausa larga).
Es difícil contestar. Veo sus conflictos, que son los míos, desgarrándola, por hacer
una cosa o esperar por otra clase de profesión. No me veo como enfermera.
Niúton. Dado que ahora es
enfermera, ¿podría ser que, a usted se le mostró más, pero que en este momento
su recuerdo espiritual, de esos detalles, no se le revela porque los planificadores
no desean interferir con su libre albedrío al tomar una decisión crucial?
Sujeto. Pudiera ser, no
estoy segura. (pausa). No tiene que mostrársenos ocupaciones. Uno puede ver,
estados de ánimo, actitudes y sentimientos en diferentes tiempos, en la esfera
de la vida, para un cuerpo en particular.
Niúton. Bueno, quiero
que entre en los sentimientos que tiene sobre el cuerpo que ocupa, y me diga
cómo puede prosperar como persona.
Sujeto. (otra larga pausa).
Nutriendo a las personas.
Niúton. Y eso ¿qué le
dice?
Sujeto. (piensa, pero no
responde).
Niúton. Y, en la esfera
de la Selección de Vida, ¿Piensa que la comprensión que tiene ahora sobre Émily
es suficiente como para aceptar a esa persona, y seguir hacia adelante, para
contribuir en la vida?
Sujeto. Sí.
En
esta coyuntura de nuestra sesión, Émily se dio cuenta de que, en el Anillo, y
conmigo en este momento, había elementos de sincronía en la revisión de esos
sucesos pasados, y que tenía libre albedrío para cambiar su vida. Algunos
viajes al Anillo, nos dan más detalles sobre la vida futura que otros. Émily vio
que no fue un accidente el haber sido asignada a un grupo familiar tan estricto
y religioso, cuando era niña, pues ello la alejaría de viejos y condicionados
patrones de comportamiento en aras de nuevos senderos de pensamiento. Vio que
su libertad, para hacer nuevas elecciones y confiar en sus sentimientos íntimos,
le daba permiso para emprender la búsqueda.
La
incertidumbre en la vida es, con frecuncia, una consecuencia de patrones y
obsesiones de vidas pasadas. El viejo temor interno de Émily, de no querer
aceptar posiciones de responsabilidad dentro de la iglesia, a causa de sentirse
poco digna, afloraba, de nuevo, en su vida profesional presente. Mientras, de
manera profunda, se le abría la puerta del campo de la medicina ello, al mismo
tiempo, la confundía. ¿Por qué le parecía aquello correcto, y equivocado, al
mismo tiempo? Émily se había vuelto a
enredar, en sus planes de corregir el curso de la mitad de su vida, por una
inconsciente duda adquirida en su última vida como la Hermana Gréis.
A
los seis meses de nuestra reunión, recibí una carta de Émily explicándome que
había aceptado un trabajo en un hogar de ancianos, y que estaba feliz. El
centro de trabajo buscaba enfermeras que no se asustaran por asistir a los
pacientes con cierto consejo espiritual, cuando éstos afrontaban sentimientos
de impotencia, soledad y depresión. Émily me escribió que se sentía espiritualmente
realizada. No merezco mucho mérito por arrojar luz sobre esta situación, puesto
que, Émily, ya había empezado su búsqueda antes de nuestra sesión. Sólo
necesitaba un empujoncito para avanzar. Hoy, cerca de los cincuenta, se ha
liberado.
Este
caso no se presenta para denostar a la religión, o a las órdenes religiosas,
insinuando que el alma de Émily desperdició
quinientos años de encarnaciones asumiendo papeles de sacerdotes y monjas. Esos
fueron años beneficiosos para trabajar su actitud espiritual. Hoy, esa misma actitud
espiritual se satisface de forma diferente. El cambio es un sello del Karma, a
través del uso del libre albedrío, para hacer correcciones de rumbo en aguas
desconocidas. Buscar lo que realmente eres, es estar en contacto con tu Ser
interior, es traer pasión y significado a lo que haces en la vida.
que interesante!!
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