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martes, 2 de octubre de 2012

Capítulo 9. 2. Libre Albedrío




Capítulo 9. 2.  Libre Albedrío.


En una de mis conferencias, en la ciudad de Vancouver, en la región canadiense de la Colombia Británica, una mujer, a todas luces perturbada, se levantó, y gritó en voz alta, "Ustedes, los gurús de la nueva era, nos dicen primero que tenemos libre albedrío para elegir en nuestra vida y, por otro lado, que estamos predestinados a seguir cierto plan, debido al Karma de una vida pasada. ¿Cuál afirmación es la correcta?, No tengo libre albedrío en mi vida porque estoy a merced de fuerzas sobre las cuales no tengo control alguno. Mi vida, es una pena". Tras la conferencia me senté junto a esta mujer durante unos minutos, y supe que su hijo, de diecinueve años, acababa de morir por un accidente de motocicleta.
        La gente tiene la idea que, el libre albedrío, y el destino, son fuerzas opuestas. No se dan cuenta de que, el destino, representa la suma de nuestras obras durante los años de una multitud de encarnaciones. En todas esas vidas hemos tenido libertad de elección. Nuestra vida presente representa todas las pasadas experiencias, tanto agradables como desagradables y, por lo tanto, somos el producto de todas nuestras elecciones anteriores. Y, añadido a este hecho, podemos colocarnos, deliberadamente, en situaciones que prueben cómo reaccionaremos ante determinados sucesos de nuestra vida presente y que, esta elección, no se perciba por la mente consciente. Esto también implica decisiones personales. Ocupamos un cuerpo en particular por muchas razones. El joven motorista, según reconoce su madre, vivía para la velocidad y, esencialmente, sentía placer con los peligros de su obsesión.
        Puesto que mi última sección sobre el tiempo, abre la puerta de las probabilidades y las posibilidades futuras, juzgo apropiado estudiar, un poco más, las ramificaciones del libre albedrío. Nada significaría la reencarnación si toda la vida estuviera predestinada. En mis observaciones, sobre las líneas del tiempo, sugerí que, el futuro, puede existir en muchas realidades. La gente que tiene premoniciones sobre el futuro puede estar en lo cierto, o equivocarse. Si alguien se ve a sí mismo asesinado en cierto lugar y tiempo, y no ocurre, esta potencial causalidad podría significar que era, solamente, la más horrible de las alternativas posibles.
        Un argumento para el determinismo, que se opone al libre albedrío, es el de que una Fuente, o un grupo colectivo de divinidades menores, es el responsable de que los humanos que pueblan la Tierra sufran enfermedad, dolor, hambre y temor. Vivimos en un mundo con terremotos, huracanes, inundaciones, incendios y otros desastres naturales sobre los que no tenemos control. Con frecuencia he dicho que las almas consideran a la Tierra como una escuela muy difícil. La gran lección de la Tierra es la de vencer las fuerzas destructivas de la vida, tanto planetarias como personales, creciendo fuertes, a partir del esfuerzo, y seguir en movimiento.
        En gran parte, venimos equipados con lo necesario para cuidarnos. El Karma puede, a veces, parecer castigador, pero hay justicia y equilibrio, aunque no lo reconozcamos en nuestra aflicción. El temor crece cuando nos separamos de nuestro poder espiritual. Conocimos con anterioridad muchos de los desafíos de nuestra vida, y los escogimos por buenas razones. Accidentes, que implican a nuestro cuerpo, no se consideran tales por las almas, como he tratado de mostrar en muchos casos, entre ellos, el del caso 62, el de la mujer de la ciudad de Amarillo, que murió de un disparo. La pura voluntad de nuestro verdadero, Ser, tiene el poder de alzarse frente a nuestra debilidad de carácter, especialmente en la adversidad. Tenemos la libertad de rehacer nuestras vidas después de cualquier catástrofe, si estamos dispuestos a tomar la responsabilidad de hacerlo.
        Más importante que los sucesos que nos prueban en nuestra vida, es nuestra reacción a esos sucesos, y cómo manejamos las consecuencias de los mismos. Esta es la razón primera de nuestra amnesia consciente. He indicado que, a las almas, no se les muestran todas las alternativas de los probables sucesos futuros, en la vida por venir. Hay buenas razones para esta práctica, a pesar del recuerdo espontáneo de la memoria espiritual que tienen algunas personas. La amnesia nos permite libre albedrío, y autodeterminación, sin vernos constreñidos por recuerdos retrospectivos, inconscientes, de lo que examinamos en el salón de proyecciones. Mientras que las escenas que se nos presentan, aquellas que abarcas nuestra próxima vida, son selectivas, mis casos muestran que se nos dará la oportunidad de revisar todas las mejores alternativas cuando la vida haya finalizado. Tengo un ejemplo corto, pero muy significativo, del libre albedrío, que revela cómo las almas, incluso sin encarnar, pueden ser sorprendidas por una decisión repentina que cambia el probable desenlace de la vida.
        Tuve un cliente que murió en la batalla de Guéttysburg, en 1863, como un soldado recién reclutado para la Unión. Su nombre era Yohn y vivía en una pequeña comunidad cercana a Guéttysburg. Aunque sólo tenía dieciséis años, Yohn, y su amada, Rosa, habían empezado a hablar de matrimonio para el futuro. La noche antes de que empezara la batalla de tres días, un oficial de la Unión cabalgó dentro del área territorial del domicilio de Yohn en busca de a un joven, no combatiente, que supiera montar bien a caballo para entregar despachos. Yohn no tenía planes de alistarse en la guerra porque era muy joven y porque,, además, era necesario en la granja de su madre. El oficial de la Unión encontró a Yohn y, rápidamente, le explicó la urgencia que tenía por encontrar a un voluntario para aquella misión, prometiéndole que, de aceptar, su alistamiento terminaría cuando la batalla finalizara. Yohn era un excelente jinete, e, impulsivamente, aceptó cabalgar para la Unión porque, dijo, "no quería perderme la oportunidad de participar en aquella gran aventura". Tuvo que salir inmediatamente, sin decir adiós a nadie. A Yohn le mataron al día siguiente.
        Cuando flotaba sobre su cuerpo, Yohn no podía creer que se viera yacer muerto sobre la tierra. Una vez que retornó a su grupo espiritual fue recibido por Rosa, es decir, la porción de su esencia que no había encarnado en la Tierra. En el momento en que Rosa vio a Yohn le gritó, "¿Por qué estás aquí de vuelta?, ¡Se supone que deberíamos casarnos!". Esta compañera espiritual se dio cuenta, rápidamente, de que Yohn había escogido, de improviso, un sendero que se desviaba de su vida probable. Aún así, cada sendero tiene beneficios kármicos de alguna clase, como fue el caso de la corta experiencia de Yohn en el ejército.
        Le pregunté a este cliente si le habían mostrado escenas, en el salón de proyecciones, de lo que iba a pasar en Guéttysburg. Él replicó, "No, acepté lo que me mostraron hasta la edad de dieciséis años porque sabía que tenían buenas razones para revelarme, solo, lo que necesitaba saber sobre esa vida. Tengo fe en las decisiones de mis guías". A Yohn, el joven soldado, no se le mostró la posibilidad de su muerte en Guéttysburg y esto es muy típico en tales casos. Pero, ¿qué pasa con esos casos en los que una muerte prematura tiene, tan grande probabilidad, que los planificadores necesitan darnos la oportunidad de aceptar, voluntariamente, esos cuerpos que nos beneficiarán, personalmente, con su aceptación?
        Conozco a regresionistas que han tenido numerosos casos de almas heroicas que, voluntariamente, aceptaron participar en el holocausto de la Alemania Nazi. Yo también los he tenido. Quizás esto sea la causa por la que, muchas de esas almas de los campos de la muerte, ahora viven nuevas vidas en Estados Unidos. Hay opciones para toda clase de desastres. Para los malos, algunas almas son preparadas para lo que les espera mediante ensayos previos a su vida, como se ilustra a continuación.

Recuerdo pasar por un gran grupo de almas, en clase de preparación, reunido en una estructura de anfiteatro. Escuchaban a una conferenciante hablar sobre el valor de la vida, aunque fueran a ir a la Tierra, sól,o por corto espacio de tiempo. Todos se habían ofrecido como voluntarios para estar en algún tipo de desastre en el que morirían juntos. Se les dijo que se mantuvieran mentalmente preparados, y que hicieran lo mejor, con independencia del tiempo que tendrían y que, si lo deseaban, sus siguientes vidas podrían ser mucho más largas.

Veamos el,
Caso 64.

Este es un caso de eutanasia, que afectó a una clienta llamada Sándy. Me proporcionó otro ejemplo de un caso en el que, una escena de muerte, se muestra, anticipadamente, a los actores de una vida futura. Como ocurre siempre con las almas que deben presenciar, por adelantado, su muerte en una vida, el ser voluntario es parte del contrato. Durante la entrevista de toma de contacto, supe que Sándy estaba muy unida a su hermano Kéiz, y que eran miembros de una familia numerosa. Como su hermana mayor, mientras crecían, le había cuidado casi como si fuera su madre. El muchacho Kéiz era impetuoso, y en su adolescencia, vivió al filo de la vida, asumiendo riesgos, conduciendo coches rápidos y teniendo numerosos apuros con la ley. Sándy me dijo que, Kéiz, vivía como si deseara morir. Añadió que, su hermano, había lastimado a algunas personas a lo largo de su vida, por su estilo de vida caprichoso, pero que tenía un buen corazón, y su entusiasmo, por vivir cada día al máximo, era contagioso.
        Sándy siempre tuvo la premonición de que su hermano moriría joven. A Kéiz se le diagnosticó esclerosis lateral amiotrópica, ELA, a los veintisiete años, y murió dos años más tarde. La ELA es una enfermedad degenerativa de los movimientos motores, que progresa produciendo atrofia muscular en un par de años. Hacia el final de la misma, muchos pacientes deben usar un respirador para poder vivir, y recibir grandes dosis de morfina, para combatir un dolor agonizante.
        Cuando Sándy alcanzó a su grupo espiritual, durante nuestra sesión, descubrimos que los dos hermanos eran compañeros espirituales. Kéiz era el bromista amoroso de su grupo y, durante muchos siglos, fue muy descuidado con los sentimientos de los demás. En consultas con su guía y con los miembros del grupo, Kéiz reconocía que era esencial que aprendiera humildad para poder avanzar. Siendo un alma temeraria, pidió una vida en la que recibiera un potente desafío con vistas a adquirir humildad, en vez de recibir esta lección engarzando muchas vidas.
        Se le advirtió de que, acelerar las vidas, podría ser algo muy severo. Kéiz dijo que estaba listo. Fue un trago amargo, en el anillo del destino, descubrir que tendría que servir como voluntario en un cuerpo atlético que quedaría inmovilizado por la ELA. Sándy dijo que hubo un momento, en el salón de Selección de Vida, el que su hermano casi se echa atrás. Traeré la narración de Sándy, sobre este aspecto, en nuestra sesión.

Niúton. Por favor, dígame lo más que pueda sobre la reacción de Kéiz ante la visión del cuerpo que se le ofreció.
Sujeto. (solemnemente). Se le mostró lo peor. Su cuerpo, antes y después de la enfermedad. Cómo, su independencia, le sería arrebatada para hacerle dependiente de nosotros. Nada le ocultaron. Kéiz vio que, al comienzo de la enfermedad, sentiría mucha autocompasión, y remordimiento, luego ira terrible pero que, si luchaba, aprendería.
Niúton. (cambiando atrás y adelante, desde el tiempo presente al mundo espiritual) ¿Y aprendió?
Sujeto. Sí. Cerca del fin, Kéiz, se calmó, aceptando, y apreciando, lo que hacíamos por él.
Niúton. ¿Tiene algo que querría explicar, sobre cómo Kéiz se preparó para esta vida con usted?
Sujeto. (Después de una larga pausa, el rostro de mi cliente toma una expresión de aquiescencia). Se lo contaré. Será bueno hablar de esto. No se lo he dicho a nadie antes, (La mujer empieza a llorar, y yo intento mantenerla enfocada).
Niúton. No tenemos que hacer esto, si es demasiado doloroso.
Sujeto. No. Quiero hacerlo. (Sándy toma aire profundamente y prosigue).
Cuando nos preparábamos para venir a esta vida, yo tenía que ser la mayor de la familia, por tanto, vine primero. Tuvimos una larga discusión, justo antes de venir. Kéiz dijo que estaba preparado para sufrir pero, cuando alcanzó el punto de la enfermedad en el que quedaba totalmente incapacitado, cuando ya no podía hacer cosa laguna, tuve que desconectar el sistema de soporte vital, liberándolo.
Niúton. ¿Usted iba a hacer eso en un hospital?
Sujeto. Planeamos eso en el mundo espiritual, pero entonces, gracias a Dios, fue enviado a casa durante sus últimas siete semanas, y eso hizo más fácil nuestro plan.
Niúton. ¿Esto fue por el dolor? Ciertamente, Kéiz, debió haber tenido calmantes para el dolor.
Sujeto. La morfina ya no le hacía efecto. Las últimas siete semanas fueron terribles, incluso con el respirador y los calmantes. Sus pulmones estaban tan afectados que, cerca del final, no podía ni moverse ni hablar.
Niúton. Entiendo. Cuénteme sobre el plan que usted, y Kéiz, urdieron en el mundo del espíritu, antes de que sus vidas empezaran.
Sujeto. (suspiros). Empezamos nuestro entrenamiento creando una cama, y el sistema de soporte vital, que Kéiz vio en el salón de proyecciones. Él tenía cada detalle en su mente. A continuación, practicamos porque yo pensaba que tendría que esquivar a los doctores y enfermeras. Trabajé con la máquina, y estudié los signos de advertencia del avance de su enfermedad. En el ejercicio, repasamos las señales que Kéiz debería darme, aquéllas que mostrarían que estaba preparado para ser liberado de su sufrimiento. Finalmente, me hizo prometer que permanecería fuerte, y que no permitiría que algo me disuadiera en los momentos finales. Hice esa promesa de buen grado.

Cuando Sándy recobró plena consciencia, abordamos su papel en la muerte de su hermano. Me dijo que, cuando hubo un olor particular, un, "olor de muerte", en el área de la garganta de Kéiz, supo que era tiempo de estar preparada. Debo añadir que este signo corporal no significaba, necesariamente, que Kéiz fuese a morir inmediatamente. Casi sin pensarlo, Sándy le dijo a su hermano, al oído, "Kéiz, ¿estás listo para irte?". Entonces vino la señal planeada de antemano. En este momento, Kéiz apretó sus ojos, abriéndolos y cerrándolos tres veces para dar la respuesta, "si". Calmadamente, Sándy desconectó el sistema de soporte vital de Kéiz. Cuando vino el doctor, más tarde, encontró el sistema reconectado y dictaminó la muerte de Kéiz.
        Durante el resto del día, no se sintió culpable. Pero, esa noche, acostada en la cama, una duda se arrastró por su mente, respecto de su reacción automática de desconectar el sistema de soporte vital, y se cuestionó ese comportamiento. Después de agitarse, y calmarse, finalmente cayó en sueño profundo. Pronto, Kéiz regresó a verla en un sueño. Sonriendo con gratitud, le comunicó que todo lo había hecho perfectamente, y que la amaba. Pocas semanas después, mientras Sándy meditaba, tuvo la visión de su hermano, sentado en un banco y hablando con, "dos monjes vestidos con toga". Kéiz se volvió, le sonrío, y dijo, "Aguanta hermana".
        En opinión de un devoto religioso, la vida de este hombre no le pertenecía a él, sino a Dios. Siendo cierto que se nos han dado nuestros cuerpos por un acto de creación divina, no lo es menos que cada una de las vidas nos pertenece. El derecho a morir es un tema que, en la actualidad, se debate ardientemente en círculos legales, especialmente cuando le corresponde a un médico ayudar al suicidio a un enfermo terminal. Se ha dicho que, si la muerte es el acto final del drama de la vida, y nosotros deseamos que el último acto sea reflejo de nuestras propias convicciones durante esa vida, deberíamos tener el derecho, con independencia de las convicciones religiosas o morales de la mayoría, a disponer de ella. La visión opuesta es la de que, si la vida es un regalo del que somos custodios, tenemos ciertos deberes morales para con ella, con independencia de nuestros propios sentimientos. Sabiendo lo que sé, sobre cómo nuestras almas escogen la vida, con libre albedrío para hacer cambios durante esa vida, creo que, claramente, tenemos derecho a escoger la muerte cuando en nuestra existencia no quede calidad de vida alguna, y no haya posibilidad de recobrarla. No debe pretenderse prolongar, intencionadamente, la degradación de nuestra humanidad. El siguiente caso proporciona una representación, más convencional, de libre albedrío, en términos de una vida plena.

Caso 65.

Émily era una mujer al final de su cuarentena, que vino a verme porque estaba preocupada por su propósito en la vida. Durante los años en que criaba a sus hijos, Émily trabajaba como secretaria, a media jornada. Descontenta con su situación, volvió a la escuela y sacó el título de enfermera especializada en Geriatría. Durante las prácticas de enfermería, descubrió que le gustaba tratar a los ancianos porque éstos eran más propensos a hablar de su fe. Toda su vida, Émily estuvo inclinada hacia la espiritualidad. Me contó que fue educada por un padre que, más que cruel era estricto, y bastante piadoso, que la encaminó hacia las menos estructuradas avenidas de espiritualidad.

Aunque acabó los estudios de enfermería dos años antes de nuestro encuentro, no trabajó en su nueva profesión a causa de sus dudas, por no considerarse capaz. Debido a su feliz matrimonio, con un esposo comprensivo, le fue fácil, simplemente, dejarse llevar para trabajar como voluntaria, sin remuneración,  presión, o responsabilidad.
        Al trasladarla, rápidamente, a su vida pasada más inmediata, en las primeras fases de nuestra sesión descubrimos que su nombre fue el de, Hermana Gréis, una monja de las Hermanas de Piedad, en Nueva Inglaterra. La orden religiosa quería que Émily asumiera el cargo de madre superiora, pero ella lo rehusaba debido a temores sobre su liderazgo, y su sentimiento de falta de mérito. En la revisión, en el mundo espiritual, de otras vidas pasadas de  Émily se apuntaba ya un patrón de vidas como sacerdote, y religiosa, en ambientes monacales. Ella comentó que, "era capaz de servir a Dios sin implicarme demasiado con los problemas de la sociedad externa".
        A menudo, se me pregunta si los planificadores nos fuerzan a escoger ciertas vidas por razones particulares. Este caso es un buen ejemplo de lo indulgentes que pueden llegar a ser nuestros guías hasta que, finalmente, estamos listos para desafíos más grandes. En los últimos quinientos años, todas las vidas de  Émily se desarrollaron, de una u otra forma, en órdenes religiosas. Estaba a gusto con ese tipo de vidas, y se mostraba renuente a hacer cambios importantes. Este comportamiento pasado representaba un elemento fundamental de la confusión en su vida presente.
        El diálogo de este caso se abre con la segunda reunión ante el Consejo, después de la vida de Émily como la, Hermana Gréis, lo cual significaba que estaba preparándose para su vida presente. Si descubro que va a haber un segundo encuentro con el Consejo, éste será, normalmente, justo antes de ir al Anillo, y sé que, la vida por venir, probablemente comportará la oportunidad de un cambio significativo. Tanto el tipo, como el número de Ancianos que aparecen en estas segundas reuniones, dependen de las clases de vidas y cuerpos que se presentarán.

Doctor Niúton. Cuando asiste a esta segunda reunión del Consejo, ¿la composición del grupo de expertos es la misma que la de la primera?
Sujeto. No. Sólo comparecen dos, mi presidente, y un miembro que parece haber tomado especial interés en lo que ofreceré en la próxima vida.
Niúton. Bien. Puesto que ya hemos hablado de su primera reunión con el Consejo, la que siguió a su vida como la, Hermana Gréis, déme sólo una idea, aproximada, de lo que pasa antes de ir al lugar de la Selección de Vida.
Sujeto. Desean saber si he meditado, con profundidad e intensidad suficiente, mi rutina de los últimos quinientos años, y si estoy lista para implicarme con la sociedad.
Niúton. ¿Se molestarían con usted si, una vez más, decidiera retornar a una vida religiosa?
Sujeto. No. Son demasiado sabios, para esa clase de cosas. Sólo deseaban saber si todavía no estoy lista para un nuevo cometido. Son muy gentiles conmigo. Me recuerdan que mi disciplina, y fe, son dignas de admiración, y que aprendí mucho, pero demasiada repetición, en muchas vidas, puede retrasar mi desarrollo.
Niúton. ¿Afrontó grandes riegos, antes de los últimos quinientos años? Es decir, antes de todas esas vidas religiosas.
Sujeto. (risas). Digamos que caminé un sendero diferente durante mucho tiempo. Era, excesivo, y, desde luego, el celibato no estaba en mi agenda.
Niúton. Por tanto, tras ser la Hermana Gréis, ¿era la hora de traer, a su experiencia, una nueva serie de elecciones, digamos para equilibrar sus existencias en la Tierra?
Sujeto. Si, y les dije que estaba lista para un cambio.

Nota. El uso de cambios de tiempo, en las reuniones del Consejo, lo abordé en el capitulo 6. En este caso voy hacia adelante, a escenas del salón de Selección de Vida, para obtener un mejor marco terapéutico que ayude a Émily. Lo que sigue es parte del rencuadre cognoscitivo que utilicé, que empieza con el desahogo, y la identificación de conflictos personales. Mi intención es que este Sujeto, bajo hipnosis, reconozca la oportunidad que sus planificadores espirituales le ofrecen para avanzar a nuevas aventuras con mayor consciencia.

Niúton. Estamos ahora en el lugar donde examina su actual cuerpo como Émily por primera vez. ¿Está sola, o acompañada?
Sujeto. El segundo miembro del Consejo está conmigo y siento la presencia de otro, que no puedo ver. (Probablemente, un Maestro del Tiempo coordinador).
Niúton. (tras discutir brevemente otras opciones de cuerpos). ¿Por qué se siente atraída por el cuerpo de Émily?
Sujeto. Penetro en una pantalla para sentir la longitud de onda de este cerebro. y cómo nuestras respectivas vibraciones se mezclarán. Existe una buena combinación entre nosotras. Su talento y sensibilidad son muy compatibles conmigo.
Niúton. (reforzando). Por tanto, podemos decir que los planificadores, en el fondo, tienen el mejor interés.
Sujeto. Sí. Por supuesto.
Niúton. ¿Qué ve, como aspecto más significativo, de su futura vida como Émily?
Sujeto. (pausa larga). Es difícil contestar. Veo sus conflictos, que son los míos, desgarrándola, por hacer una cosa o esperar por otra clase de profesión. No me veo como enfermera.
Niúton. Dado que ahora es enfermera, ¿podría ser que, a usted se le mostró más, pero que en este momento su recuerdo espiritual, de esos detalles, no se le revela porque los planificadores no desean interferir con su libre albedrío al tomar una decisión crucial?
Sujeto. Pudiera ser, no estoy segura. (pausa). No tiene que mostrársenos ocupaciones. Uno puede ver, estados de ánimo, actitudes y sentimientos en diferentes tiempos, en la esfera de la vida, para un cuerpo en particular.
Niúton. Bueno, quiero que entre en los sentimientos que tiene sobre el cuerpo que ocupa, y me diga cómo puede prosperar como persona.
Sujeto. (otra larga pausa). Nutriendo a las personas.
Niúton. Y eso ¿qué le dice?
Sujeto. (piensa, pero no responde).
Niúton. Y, en la esfera de la Selección de Vida, ¿Piensa que la comprensión que tiene ahora sobre Émily es suficiente como para aceptar a esa persona, y seguir hacia adelante, para contribuir en la vida?
Sujeto. Sí.

En esta coyuntura de nuestra sesión, Émily se dio cuenta de que, en el Anillo, y conmigo en este momento, había elementos de sincronía en la revisión de esos sucesos pasados, y que tenía libre albedrío para cambiar su vida. Algunos viajes al Anillo, nos dan más detalles sobre la vida futura que otros. Émily vio que no fue un accidente el haber sido asignada a un grupo familiar tan estricto y religioso, cuando era niña, pues ello la alejaría de viejos y condicionados patrones de comportamiento en aras de nuevos senderos de pensamiento. Vio que su libertad, para hacer nuevas elecciones y confiar en sus sentimientos íntimos, le daba permiso para emprender la búsqueda.
        La incertidumbre en la vida es, con frecuncia, una consecuencia de patrones y obsesiones de vidas pasadas. El viejo temor interno de Émily, de no querer aceptar posiciones de responsabilidad dentro de la iglesia, a causa de sentirse poco digna, afloraba, de nuevo, en su vida profesional presente. Mientras, de manera profunda, se le abría la puerta del campo de la medicina ello, al mismo tiempo, la confundía. ¿Por qué le parecía aquello correcto, y equivocado, al mismo tiempo?  Émily se había vuelto a enredar, en sus planes de corregir el curso de la mitad de su vida, por una inconsciente duda adquirida en su última vida como la Hermana Gréis.
        A los seis meses de nuestra reunión, recibí una carta de Émily explicándome que había aceptado un trabajo en un hogar de ancianos, y que estaba feliz. El centro de trabajo buscaba enfermeras que no se asustaran por asistir a los pacientes con cierto consejo espiritual, cuando éstos afrontaban sentimientos de impotencia, soledad y depresión.  Émily me escribió que se sentía espiritualmente realizada. No merezco mucho mérito por arrojar luz sobre esta situación, puesto que, Émily, ya había empezado su búsqueda antes de nuestra sesión. Sólo necesitaba un empujoncito para avanzar. Hoy, cerca de los cincuenta, se ha liberado.
        Este caso no se presenta para denostar a la religión, o a las órdenes religiosas, insinuando que el alma de  Émily desperdició quinientos años de encarnaciones asumiendo papeles de sacerdotes y monjas. Esos fueron años beneficiosos para trabajar su actitud espiritual. Hoy, esa misma actitud espiritual se satisface de forma diferente. El cambio es un sello del Karma, a través del uso del libre albedrío, para hacer correcciones de rumbo en aguas desconocidas. Buscar lo que realmente eres, es estar en contacto con tu Ser interior, es traer pasión y significado a lo que haces en la vida.

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