Capítulo 9. El
Anillo del Destino.
El Salón de Proyección de Vidas Futuras.
El
lugar de la selección de la vida futura se ve como una esfera que contiene
campos de fuerza, altamente concentrados, de pantallas de resplandeciente
energía. Como mencioné en la sección de las bibliotecas espirituales, el lugar
de selección de la vida se nombra como el Anillo del Destino, lugar en el que
por primera vez contemplamos nuestro próximo cuerpo. La mayoría de los sujetos
ven el anillo como un teatro circular, en forma de cúpula, con pantallas
panorámicas que van del suelo al techo y lo rodean completamente, mientras
ellos se encuentran en un área de visión sombreada. Algunas personas ven las
pantallas en dos, o tres lados, mientras permanecen de pie, o sentados, en una tarima
elevada. Desde este estrado de observación, las almas pueden mirar directamente
hacia delante, o hacia abajo, en las pantallas, que son enormes en comparación
con lo se ve en otros centros de enseñanza del mundo del espíritu. El anillo exhibe
escenas futuristas de sucesos y personas que el alma encontrará en su porvenir.
Algunos clientes me comentan que, cada pantalla, refleja escenas de la niñez, la
adolescencia, la vida adulta y la vejez de los cuerpos que revisan, mientras otros
dicen que todas las pantallas les muestran la misma escena a la vez.
Toda la
estructura espiritual del salón de proyección se destina a proporcionar al
observador la facultad, tanto de observar como de participar en la acción, lo
mismo que sucede en las bibliotecas espirituales cuando se consultan los libros
de la vida. No obstante, más almas prefieren entrar en las pantallas del
anillo, durante la selección de la próxima vida, que en las pantallas de los otros
centros de aprendizaje. Ellas quieren, realmente, experimentar retazos de
sucesos futuros en ciertos cuerpos, antes de tomar una decisión final. La
elección de entrar en una escena, o solo observarla, siempre se deja a la
decisión del alma interesada. Como con las pequeñas consolas de juegos
electrónicos, el Anillo también tiene lo que parece ser un panel de control, o
palancas y botones de control para seguir la acción. La gente llama a este
procedimiento de observación, que se realiza en el Anillo, "exploración de
las líneas del tiempo", y los más avanzados dicen que pueden controlar,
mentalmente, la serie de sucesos que se les exhibe. La secuencia de sucesos
puede, en cierto grado, regularse, deteniendo la acción en aquellas partes de
la vida futura que el alma desee considerar más cuidadosamente.
Nunca
recalcaré bastante que todos mis clientes sienten que, lo que contemplan en el
Anillo, ha sido preparado para su beneficio y que tienen menos control sobre lo
que pueden ver, digámoslo así, en la biblioteca, con los libros de la vida. Es
más, tengo la impresión de que, cuando ven dentro del futuro, ven más de las
primeras etapas de la vida que de las últimas. Esto puede deberse a cierta predisposición
para relatar acontecimientos sobre un tiempo que ya ha pasado, cuando veo a mi
cliente. El período clave para observar una nueva vida parece estar entre los
ocho y los veinte años, cuando las más importantes bifurcaciones de la vida
comienzan a surgir. Muchas son las personas que me dicen que se les muestran
ciertos años con gran detalle, mientras que otras partes de su vida futura se
omiten completamente. En estos momentos, el panel de control parece no poder
utilizarse, lo que no preocupa a mis sujetos. Creo que su amnesia, presente
también, juega un papel en esto. Como explicaba un hombre de cuarenta y nueve
años, "se me mostró mi cuerpo actual a las edades de cuatro, dieciséis y
veintiocho años, pero pienso que ahora estoy siendo bloqueado para no recordar
lo que vi posteriormente a esas edades".
Durante
la observación, la pantalla mengua y fluye como una película de agua. Una mujer
usó una metáfora muy acertada para representar sus sentimientos sobre la
experiencia cuando dijo.
Según
las pantallas ganaban vida, me recordaban a un acuario submarino
tridimensional, en el que veo que la vida es como tomar una profunda bocanada
de aire y sumergirse. Gente, lugares, sucesos, todo flota a tu alrededor, en un
destello, ante sus ojos, como si te ahogaras. Entonces, regresas a la
superficie. Cuando, en realidad, se está probando una escena de la vida que te
muestran, ello refleja el tiempo que se es capaz de estar bajo el agua.
Descubrir
los recuerdos, que mis clientes tienen sobre su última experiencia en el salón
de selección de la vida, y sus interpretaciones sobre su elección de cuerpo, es
uno de los aspectos más terapéuticos e informativos de mis sesiones de
hipnosis. Mi trabajo clínico mejora notablemente, cuando un cliente retorna al
Anillo debido a la relevancia que éste tiene en su vida presente. Al brindar al
lector una idea más amplia de este proceso, espero traerle una mejor comprensión
de la importancia de cada vida que seleccionamos en nuestro ciclo de vidas.
Este
capítulo contiene una última especialidad del alma que deseo agregar a mi
lista. Son los, Maestros de Tiempo, coordinadores comprometidos con las líneas
del tiempo pasadas, presentes y futuras. de personas y sucesos. Los Maestros de
Tiempo son expertos de lo más hábil, que dan la impresión de dirigir, realmente,
las presentaciones en nuestro teatro del Anillo. Esas almas maestras son
miembros de una gran compañía de proyectistas que incluye a guías, archivadores
y Ancianos del Consejo, todos ellos involucrados en el diseño de nuestro
futuro.
Un
gran porcentaje de mis clientes jamás ve a los Maestros de Tiempo en el salón
de proyecciones. Algunos sienten que estarían solos en el Anillo si no fuera
por la presencia de un, "proyectista", u operador de cabina de
proyección. Otros entrarán con su guía personal, (o, quizás, un Anciano), que será
el único asesor del que son conscientes que puede ayudarles durante la
selección de la vida. En términos de nuestra propia actuación, muchas almas ya
tienen organizado lo que piensan sobre su próxima reencarnación. Nuestros guías,
y los miembros del consejo, nos han ayudado a aclarar los pensamientos con
preguntas sobre lo que creemos que debería ser nuestra próxima vida, y el tipo
de ser humano que mejor se ajustaría a nuestro deseo. Aun así, no estamos del
todo preparados para las alternativas que se nos ofrecen, una vez entramos al
salón de selección de vidas. Hay un sentimiento de asombro, y algunas veces de recelo,
en la mayoría de las almas.
Los
Maestros de Tiempo del Anillo parecen ser figuras tenebrosas, oscuras, en
segundo plano, que podrían ser consultados por aquellos guías que nos acompañan
a las áreas de observación. Aún en el caso de ser vistos, mis clientes no se
sienten inclinados a comunicarse con ellos durante las observaciones. Es por
esto por lo que mi siguiente caso es atípico.
Caso 62.
Niúton. Por favor, déme
una idea de lo que sucede cuando entra en la esfera de selección de vida.
SUJETO. Hay dos seres
que vienen a trabajar con mi guía, Fáiam.
Él parece conocerlos bien.
Niúton. ¿Los ve en este
lugar, antes de cada nueva vida?
SUJETO. No, solamente
cuando la próxima va a ser particularmente difícil, lo que significa cierto
número de difíciles elecciones de cuerpo.
Niúton. ¿Quiere decir,
más alternativas de cuerpos, de lo que sería normal, o cuerpos individuales más
complejos?
SUJETO. Normalmente sólo
tengo un par de alternativas de cuerpo, y eso hace esto más fácil para mí.
Niúton. ¿Sabe los
nombres de los dos especialistas que hablan con Fáiam?
SUJETO. (agitándose en
la silla). ¡Nunca! Eso es algo que no debería saber. No hay,..familiaridad
alguna aquí, con esos maestros del tiempo. Es por eso por lo que Fáiam está conmigo.
Niúton. Entiendo. Haga
lo que pueda para darme una idea de cómo son esos Maestros de Tiempo que le
ofrecen alternativas.
SUJETO. (más relajado).
Bien, el primero, número 1, es de aspecto masculino y es riguroso en su comportamiento.
Sé que está inclinado a hacerme elegir cierto cuerpo, el que será más útil.
Este cuerpo me dará la máxima experiencia que necesito en mi vida futura.
Dr. N: Por lo que he oído,
los directores del Anillo son, más bien, seres tranquilos y discretos.
SUJETO. Bueno, eso es
cierto, pero durante la elección hay siempre un cuerpo preferido que los
proyectistas sienten que es el mejor. A este cuerpo se le da una presentación
especial. Todos saben que ésta es la primera vez que veo estas alternativas, y
desean que mi elección sea fructífera.
Niúton. También lo he
oído. ¿Por qué no me habla del segundo, el número 2?
SUJETO. (sonriendo). Es
femenina, y más suave, más flexible. Quiere que acepte el cuerpo que será
agradable habitar. Se inclina por la moderación, y se dirige al primero
diciéndole que hay bastante tiempo para aprender mis lecciones. Tengo el
sentimiento de que hay una deliberada yuxtaposición entre ellos, en mi
beneficio.
Niúton. ¿Como el policía
bueno y el malo, durante un interrogatorio?
SUJETO. (risas). Sí,
pudiera ser. Así tendría un abogado en ambos campos, con Fáiam en el camino del medio.
Niúton. Entonces, ¿
Fáiam es una clase de arbitro?
SUJETO. No, eso no es cierto.
Fáiam, ni es indulgente ni severo en su actitud mientras medito la elección. Tengo
claro que la elección del cuerpo es sólo mía porque soy yo quien va a vivir con
él. (El cliente estalla en risa). ¡Vaya retruécano que hice!
Niúton. Sí que lo hizo,
sí. Realmente tenemos que vivir con nuestras elecciones. ¿Por qué no explica
qué cuerpo eligió en su última vida, antes de seguir adelante?
SUJETO. En mi última
vida elegí un camino difícil, con el cuerpo de una mujer que moriría después de
dos años de matrimonio. Por una deuda kármica de su vida anterior, mi marido
necesitaba, en esa vida, sentir la pérdida de alguien que amaba profundamente.
Niúton. Por tanto, existía
alta probabilidad de que este cuerpo, en particular, muriera joven, y la
pregunta más importante habría sido la de si usted iba a ser el alma que
elegiría ese cuerpo.
SUJETO. Sí, así es.
Niúton. Bien, continúe y
cuénteme las circunstancias que rodearon su joven muerte en esa vida.
SUJETO. En el salón de
proyecciones vi que tenía tres opciones de muerte, en un intervalo de tiempo corto,
durante mi vida en un rancho de la ciudad de Amarillo, en Tejas. Podría morir
rápido, por una bala perdida en un tiroteo entre dos borrachos armados. Podría
morir más lentamente, al caer de un caballo encabritado, o bien morir ahogada
en un río.
Niúton. ¿Había alguna oportunidad
de que pudiera vivir?
SUJETO. (pausa). Una
pequeña, pero eso frustraba el propósito último de unirse a ese cuerpo.
Niúton. ¿Cuál era ese
propósito?
SUJETO. Mi compañero
espiritual y yo elegimos ser marido y mujer en este rancho porque él necesitaba
la lección de sentir la pérdida de alguien que amaba profundamente. Rechacé las
otras alternativas de cuerpo. Vine a ayudarle.
Niúton. Dígame qué había
en su mente, mientras contemplaba las tres opciones de muerte en el salón de
proyecciones.
SUJETO. Escogí la de la
bala, naturalmente. La forma de mi muerte no era lo relevante de la elección,
sino el significado que subyacía tras mi muerte prematura.
El
lector puede discurrir sobre la conexión de las leyes del Karma con las futuras
posibilidades y probabilidades. El Karma no sólo pertenece a nuestros hechos,
es interno también, reflejando nuestros pensamientos, sentimientos e impulsos, todo
relacionado con la causa y el efecto. El Karma es más que realizar acciones correctas
o no, hacia otros; es también, tener la intención de hacerlas. Aunque la línea
del tiempo de vida de la mujer de Amarillo tenía alta probabilidad de ser corta,
su muerte prematura no era algo inexorable. Una de las variables aquí fue el
tipo de alma que podría ocupar ese cuerpo en particular. Incluso el alma que
eligió tomar este cuerpo, que anticipaba a una vida corta, tenía elementos de
libre albedrío que considerar. Supe que no había una probabilidad del 100 por
100 de que esta mujer muriera joven, por la bala perdida que le alcanzó cuando
cruzaba la calle del bar donde tenía lugar el tiroteo. Cuando le pregunté si habría
podido evitar ir a Amarillo ese día a por provisiones, mi cliente dijo,
"Si pero, cuando lo hice, algo me impulsaba a ir al pueblo ese día, y casi
no voy, sin saber por qué". Otra alma muy bien podría no haber ido en el
último minuto sin saber, tampoco, el por qué.
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